La limiana Gerarda Campos Bolaño es a sus 89 años una de las miles de ourensanas y ourensanos que cultiva en su pequeño huerto de Xinzo algunos de los alimentos que consumirá a lo largo del año.

Calabazas, calabacines, judías, puerros, tomates, manzanas o pimientos son algunos de los alimentos que recoge esta mujer de su pequeña parcela junto a su vivienda. A diferencia de otros, no tiene ni gallinas ni cría cerdos.

Afirma que «este ano non foi bo xa que non houbo apenas mazas. Si foi una boa tempada en calabacins e cabazos».

Su familia recibe cada año decenas de kilos de alimentos de vecinos y familiares, también autoconsumidores, que, en algunos casos congela o almacena en envases de vidrio. «Estes meses fixen moitos tarros de compota de mazas, e xa teño cantidade deles para o inverno», asegura.

Las ventajas del autoconsumo en el rural ourensano y gallego son muchas. La principal es el ahorro a la hora de ir al supermercado; sobre todo en productos hortofrutícolas, huevos y pollo. Además, la calidad y fiabilidad de los alimentos está asegurada.

Las últimas estimaciones de la Xunta son que más de 66.659 hogares en Ourense recurren al autoconsumo alimentario, más del 50% del total de la provincia. Un dato importante cuando hablamos de la contaminación y la huella de carbono.

De las cuatro provincias gallegas, se evalúa que la ourensana es en la que se da más el consumo propio de alimentos.Las pollos y huevos son los productos reyes del autoconsumo rural gallego; claramente por encima del porcino. El número de matanzas de cerdo va cayendo poco a poco desde hace tiempo en Galicia.

A nivel gallego las últimas evaluaciones oficiales reflejan que una cuarta parte de los hogares del país echa mano del sacho y las semillas para conseguir los alimentos que han de degustar.

El nivel de autoconsumo alimentario también va a más en todo el mundo. Los productos de proximidad y la apuesta por la agricultura ecológica no paran de crecer en los cinco continentes.

Autor: RM